lunes, 31 de marzo de 2014

Capítulo 13- Se acabó la Short Stay Unit

No tenía pensado escribir, había casi, casi olvidado el blog. Pero ayer me escribió Albert y me dijo que ya iba siendo hora de actualizar el blog que qué era eso de no escribir. Lo primero que me vino a la cabeza de ese comentario fue "ya hace meses que no escribo" y enseguida me llegó otro mensaje suyo diciéndome que habían pasado 23 días, y pensé: "pues tampoco hace tanto".

Ayer se cerraba un período, no es una etapa, en el Hospital. Tras días barajando la posibilidad, dos concretamente que fue los que me dieron, decidí dar un cambio, vuelvo a la Medical Assesment Unit pero en este caso en la zona de hombres. La corta estancia, o SSU en English, ha sido una experiencia entretenida y que a veces me ha traído por el camino de la amargura. He visto cosas o he tenido momentos en los que he querido tirar la toalla y mandar a tomar viento a todos y cada uno de mis compañeros incluso a mí. Pero también he tenido momentos buenos, con un buen equipo a mi lado.

Estos han sido los mejores días, en los que he tenido un buen equipo. ¡Cómo se ha notado! Un equipo en el que cada uno sabía lo que tenía que hacer y apoyaba al otro. Y esos son los días con los que me quedo, en especial con Eleri. Ella es una enfermera con la que coincidí el primer turno y gracias a eso pude establecer una relación bastante maja, pues es una enfermera veterana que me ha ido guiando y ayudando cada vez que necesitaba ayuda.

Ayer fue un día raro, era esa sensación de fin de exámenes, de fin de algo, último día de clase. Sabía que hiciera lo que hiciera el pescado ya estaba vendido y tenía que poner esfuerzo para dejar una buena impresión. El día no salió bien por esta sensación y eso me llevó a darme cuenta que he de evitar esa sensación la próxima vez porque siempre hay que dejar alguna puerta, aunque sea media entornada por si hubiera que volver y rectificar.

No es que fuera un día nefasto pero lavar pacientes no es mi pasión, me cuesta mucho, si puede ser yo solo sujeto al paciente y del resto que se encargue otro. Claro después de la 5 limpieza ya me habían dado las 11 de la mañana, habiendo empezado a las 8, cosa que me puso muy nervioso. Papeles que rellenar, evoluciones médicas que leer, cosas que normalmente hago y que se habían cambiado de mis planes. Entonces dije: "Me da igual, es el último día si llego bien y si no también". Y pensé en Eleri, en que sabía que llegaba de noche y que si le tocaba mi relevo iba a ser una faena encontrarse con todo mi jaleo; así que, decidí seguir como un día normal.

Poco a poco me iba quemando hasta tal punto que estaba irritado, y ya discutí con una paciente que no paraba de chillarme porque quería morfina solo le dije: "cuando esté tranquila hablaremos" y me fui, creo que me puso una queja, la próxima vez evitaré no entrar al trapo tan pronto. Y así pasó este día tan Largo, es la primera vez que he sentido un Long Day como verdaderamente, mirar las horas y el reloj no avanzar y desear que avancé.

Pero no todo es malo, llegó la noche y vino Eleri. Yo sabía que me iba a traer algo, una tarta me dijo, pero no me esperaba que me trajera pastas de Gales, cerveza Galesa y una carta. ¡Qué ilusión! Tres tontadas pero que me hizo terminar el día contento, sabiendo que a alguien le daba pena que me fuera. Muchos me dijeron ese día que por favor no me fuera, que hacía bien en irme pero que no querían...pero no sé hasta que punto es verdad. Pero Eleri, era distinto, fue esa fuerza de sentirme bien de decir no va tan mal la cosa, no soy tan mal enfermero.

Lo he vuelto a hacer, Albert me dijo ayer que dejara de utilizar el blog como un psicólogo. No lo hago aposta, lo prometo pero ya tengo en mente próxima entradas. Había pensado en volver a algo más filosófico de vez en cuando, para discutir conmigo un poco sólo y que Amelia vuelva a disfrutar leyéndome, y a veces utilizar este blog como mi rinconcito. Crear mi historias, evadirme un rato y dejar de lado todo. Este es el problema del blog, no me dejo llevar, mido mis palabras porque no quiero contar así que si empiezo a novelar lo que ocurre será muy distinto.

Iba a poner más cosas, alguna frase de El principito...pero aguantar a Albert regodeándose en catalán no me apetece así que voy cerrando.

Hoy a tocado día de música más folk, un primer plato de Mumford and Sons para recordar Dublín y sus noches en el pub y ahora para rematar el día termino con un acústico de The Corrs. No está mal.

Cierro maleta y me preparo para lo que venga. 

Un abrazo

viernes, 7 de marzo de 2014

Capítulo 12- Un pequeño Hobbit

Se me hace raro escribir por la mañana, pero aprovechando que aquí sigue nublado y que la lavadora sigue girando, o eso creo, voy a pasar un rato aquí. Bueno, esperad, voy a comprobar que la lavadora sigue haciendo de las suyas. Todo en orden.

Sé que la entrada anterior dejó un poco de acidez en todos los estómagos pero creo que he entendido la diferencia del blog de Noruega a éste. Mientras que en el de Noruega había un tiempo para todo y muchas veces lo que necesitaba era sentarme y desahogarme o contar cosas que eran difíciles de describir, en éste a veces lo que necesito es tiempo para hacer cosas. Pero de eso no tiene culpa el blog, sólo hay que cambiar el enfoque. Reinventarse. También otro de los motivos es que creo que se espera de mí una cosa y no puedo permitirme el lujo de expresarme como quiero por aquí, eso también me hace no estar a gusto con el blog y medir mis palabras.

Llevo una semana de tirones de orejas, tres días, incluido el de hoy, en los que he leído la frase que me ha llamado la atención sin saber que iban dirigidas para mí. Sería egocentrismo, puede ser, pero cuántos no han leído un libro de casualidad en algún momento y han pensado: "¡Leñe en esta frase esta la solución!". Justamente a mí me pasó eso.

Debe ser por las circunstancias que me rodean, o porque siempre he sido así, pero estoy impaciente. Hasta tal punto que, recordando una frase de mi profesor de psicología en el instituto, he pensado en comprar una planta. ¡Qué ya os veo venir! No es para cultivar la paciencia ¬¬ listos, que sois unos listos, graciosos. 

Bueno, a lo que iba, que me despistáis, he querido correr antes de empezar a andar y por más que me empeño sigo tropezando. Se me han olvidado mis objetivos, el principal es volver a mi país y para ello pues habrá que gatear por Inglaterra o por donde sea. También he cedido un poco y las fuerzas pues han ido decreciendo, es verdad, no lo niego. Vine con muchas energías, con miedo pero con muchas energías, hubo un momento en el que deseaba irme y empezar. Pero poco a poco, no sé si la lejanía o el no haber encontrado el hueco aquí me hace flaquear.

Entonces en ese momento leí las dos frases que bueno, algo hicieron, os las pongo a continuación. 


"No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas." Mt 6, 34

"En el día dichoso no te olvides de la desgracia, en el día desgraciado no te olvides de la dicha."

Y, por último, una entrada de un blog que habla sobre Pocoyo. Cada uno tenemos un personaje, en el que recordar lo pequeños que somos pero que podemos hacer grandes cosas. En mi caso yo tengo los hobbits, porque me considero un pequeño hobbit. Es en esos momentos en los que no sé que hacer o me creo mejor que alguien, me debo mirar muchas veces y ver eso, que no soy más que un hobbit. Que poco a poco llegará a donde tenga que llegar pero que le cuesta.

No creáis que es fácil, me cuesta, no estoy del todo recuperado. Puede que necesite un tiempo para desconectar todavía pero estoy tan obsesionado con ello que no consigo quitarle importancia. Debería hacer objetivos intermedios para llegar al objetivo final. 

No sé, poco a poco iré remediando esto. Lo prometo


sábado, 1 de marzo de 2014

Capítulo 11- Escribiendo a horas intempestivas

Es curioso, empiezo una entrada dejo los detalles más o menos redactados (entiéndase con esto solo el nombre del capítulo), la música seleccionada para ponerte manos a la obra, todo está en tu favor y, de repente, como si dejaras las rebanadas de pan tostándose, te vas y te olvidas de la entrada. Cuando vuelves, al cabo de los días, esa entrada ya no tiene ningún sentido. 

Eso es lo que me ha ocurrido en estos días pasados, siempre ha ocurrido algo que me ha parecido más importante que escribir una entrada. Esto me provoca las siguientes dudas:
  1. ¿Cuál es la función del blog?
  2. ¿Es el momento del blog o ya tuvo su momento en Noruega?
  3. ¿La desgana se debe a que en Noruega tenía un final y en este momento no lo hay?
Sinceramente, ni idea.  La primera no tengo ni idea; la segunda, no la he llegado a resolver; y la tercera, es lo más seguro que se deba a eso. Puede que le añada que cada día me vuelvo más reservado y que al saber que existen personas pendientes de esto prefiera no poner todo u omitir ciertas cosas. Reservarme ese espacio para mí, pero es inevitable crear muros en consecuencia.

(Miro la pantalla, miro el teclado, escucho música pero las ideas no fluyen. Sólo espero que tecleando, poco a poco, algo quede.)

En estos días no puedo evitar mirar al pasado, ¡qué difícil es lo contrario! Cada acto, cada gesto me han llevado hasta lo que ahora soy, para bien o para mal, y aquí me encuentro en el último sitio que me imaginaba estar, tras muchas aventuras, no entraba para nada en mis planes. 

Bueno realmente ¿cuál era mi plan? Sinceramente creo que nunca he tenido plan todo ha sido, por así decirlo, donde el viento me lleve: África, Noruega, Inglaterra. Cada uno de estos sitios ha supuesto echarle un par de narices, confiar, saltar y decir "yo sigo para adelante caiga quien caiga" mientras me sentía como ese "joven" Bilbo, pensando en lo a gusto que estaba en mi "agujero". 


No sé si lo he publicado antes pero si me repito mala suerte lo volvéis a leer, siempre he tenido envidia de mis abuelos, en general, y en particular de mi abuelo Julio (puede que porque sea al que más veces me he sentado a escuchar) con todas las de cosas que ha hecho, todos los viajes, idas y venidas. Siempre me he parado a pensar, y gracias a todo eso yo estoy aquí, si no hubiera saltado del tren (no es la mejor historia, pero imaginarme a mi abuelo volviendo de la guerra a Madrid, pasar por su pueblo, saltar e irse, me ha impactado de pequeñito) ¿qué miedo no?. Yo no sé si él desde su mente pensará que no ha conseguido lo que se propuso, tampoco se lo he preguntado, pero yo, en secreto, le admiro. 

Bueno en realidad a los 4, pero shhh. Mi abuela Mercedes al cuidado de 8 niñas, mi abuelo Boni construyendo una piscina que dura hasta nuestros días, mi abuela Paquita siguiendo a su marido hasta donde fuera él y mientras cuidando a sus hijos. ¡Qué valientes!¡Qué poco les he agradecido su valentía! No penséis que es irónico porque es verdad, les quiero un montón y agradezco conocer a 3 de ellos y al cuarto por las cosas que me han contado en mi familia. Siempre he querido que mi abuelo me regale su diario. Je, je.
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¡Qué horror de entrada! ¡Qué caos! Esto es horrible, me gustaría ver todo lo que estoy escribiendo y borrando. En un papel se verían pocas letras y mucho tachones. Escribo un párrafo, lo borro, lo reescribo, lo vuelvo a borrar. ¡Oh, espera! Este me gusta...pues no, va  a ser qué tampoco. ¡Normal que no tenga ganas de escribir ni un solo día! Esto es desesperante, las horas avanzan y yo sólo veo párrafos que parecen cogidos de un copia y pega, 

Alguien ha cogido todas mis ideas las ha lanzado al aire y las ha ido cogiendo para ponerlas en sitios distintos. Eso me revienta, es una sensación de hasta aquí hemos llegado. Me dan ganas de coger el portátil y abrir la ventana y que experimente lo que es la caída libre. ¡Pero no! El ordenador no tiene la culpa, es esta falta de ganas de escribir de no saber qué decir, de no escribir lo que quería o lo que esperaba escribir porque no sé que escribir.

Es un poco frustrante, no lo niego. De aquí en adelante me replantearé si seguir con el blog o cerrarlo con un capítulo final. Estoy cansado de no saber escribir y de ponerme delante de la pantalla para no conseguir expresar lo que quiero.

Buenas noches