Tras este suceso que me dejó perplejo, aunque sinceramente tampoco tanto, seguí haciendo mis cosas. Pensaba, mientras tanto, que tampoco era tan malo lo que había sucedido, total la Navidad ya hacía tiempo que había perdido toda su verdadera realidad. Simplemente me había dejado llevar.
TOC TOC. Vaya...seguro que es otra vez el niño andrajoso éste. Bueno de perdidos al río.
- Vaya veo que cumples lo que dices. Son las 9 en punto...
-Perdona que te interrumpa. Me he enterado de lo que ha ocurrido ¿Cómo te sientes?
- Espera, espera. ¿Qué es eso de que te has enterado? ¿Acaso me estabas espiando?
-Para nada. Vine a protegerte pero no lo conseguí. No tuviste tiempo de escucharme y mis forma de vestir te hicieron verme peor.
- Vaya, ¿con que venías a protegerme? Ésta excusa sí que es buena. ¿Cuánto quieres? Total lo que nos mueve es el dinero.
-Sólo quiero que rompas ese contrato.
-Pero dijo que volver a la normalidad iba a ser complicado.
-Yo te ayudaré. Sólo tienes que tener FE en mí. Estaré a tu lado, y te susurraré al oído en momentos de desesperación. Déjame pertenecer a tu familia y del resto me encargo yo. No te arrepientas de lo que hiciste en su momento. Yo ya te he perdonado, sólo tienes que intentar enmendarlo.
-No es tan fácil como lo pintas. Realmente no podré hacer nada.
-Anda no seas bobo. Empieza por saborear y agradecer todo lo que te viene encima. Y dejar de correr de un lado para otro. Cada cosa lleva su tiempo y podrías perderle y no volver a disfrutarlo.
-Hablas como un sabio.
-Hablo como lo que soy. Un niño. ¿Me dejas entrar?
- Pero, no hay sitio aquí.
-Con un rincón chiquitito me conformo.
-Bueno, vale. Pasa. En el sofá podrás dormir.
-Gracias.
Tras ese segundo encuentro con el niño las cosas fueron distintas. Es cierto que todo me costaba el doble que antes. El niño era muy agradecido. Tenía la sensación de que esto ya lo había visto u oído antes pero no me importaba. Su presencia me agradaba. Era algo dulce, el tiempo avanzaba pero cada momento era único. Poco a poco me fue dando cada vez más pena el haberle rechazado la primera vez, el firmar el contrato y sobretodo sólo poder darle un sofá viejo. Él en cambio me daba más.
Terminadas las Navidades me dijo que se tenía que ir que le esperaban. Pero que no me preocupara pues siempre estaría conmigo. Además, todo el daño estaba curado e incluso hablaba de que me había perdonado. Recalcó lo siguiente: "Aunque no lo parezca, aún queda mucho por hacer. No bajes la guardia para que te vuelvan a engañar. Ten en cuenta que te falló el ego y las ganas de ser el centro."
Esto pasó hace un par de años, desde entonces deseo que si viene a verme en Navidades no sea para evitar que vuelva a caer. Ese día prometo dejarle mi cama si hace falta y que descanse en ella.
Si os lo encontráis por la calle, arropadle pues puede parecer una persona mugrienta pero realmente cuando le quitas el polvo es más bello que cualquiera. Ah y decidle que le espero esta Navidad, el calor de mi hogar siempre estará disponible para él.
...interesante.... un chico majete.
ResponderEliminar