martes, 12 de octubre de 2010

Seguro que la conseguiré

HELICÓN(De una a otra punta del escenario.)-Hola, Cayo.
CALÍGULA(Con naturalidad.)-Hola, Helicón.
(un silencio.)
H-Pareces cansado.
C:He caminado mucho.
H: Sí, has estado fuera mucho tiempo.
(Un silencio.)
C: No era fácil encontrarlo.
H: ¿El qué?
C: Lo que yo quería
H: ¿Y qué querías?
C(Con la misma naturalidad.): La luna.
H: ¿Cómo?
C: Sí, quería la luna.
H: ¡Ah!( Un silencio. HELICÓN se acerca) ¿Y para qué?
C: Bueno...Es una de las cosas que no tengo.
H: Claro. Y ahora, ¿todo solucionado?
C: No, no he podido conseguirla.
H: Lástima.
C: Sí, por eso estoy cansado.(Pasa un rato.) ¡Helicón!
H: Dime, Cayo.
C: Piensas que estoy loco, ¿no?
H: Sabes muy bien que nunca pienso. Soy demasiado inteligente para hacerlo.
C: Ya. Bueno. El caso es que no estoy loco, y hasta te diré que nunca he estado tan cuerdo. Sencillamente, he sentido un anhelo imposible.( Una pausa.) No me gusta como son las cosas.
H: Es una opinión bastante extendida.
C: Cierto. Pero hasta ahora no lo sabía. Ahora lo sé. ( Con la misma naturalidad) No soporto este mundo. No m gusta como es. Por lo tanto, necesito la luna, o la felicidad, o la inmortaildad, algo que, por demencial que parezca, no sea de este mundo.
H: El razonamiento tiene su coherencia. Pero, en términos generales, no puede llevarse hasta últimas consecuencias.
C: (Levantándose, pero con la misma naturalidad.) Qué sabrás tú. Precisamente por no llevarlo hasta sus últimas consecuencias nunca se logra nada. Pero quizá baste con que sea lógico hasta el final.(Mira a HELICÓN) También ahora sé lo que piensas.¡Cuánto lío por la muerte de una mujer! No, no tiene nada que ver con ella. Creo recordar, es cierto, que hace unos días murió una mujer a la que yo amaba. Pero, ¿qué es el amor? Poca cosa. Esta muerte no supone nada para mí, te lo juro; simplemente me indica una verdad, una verdad que me lleva a desear la luna. Es una verdad sumamente clara y sencilla, y aunque sea un poco tonta, cuesta descubrirla y también sobrellevarla.
H: ¿Y cuál es esa verdad, Cayo?
C: (Mirando hacia otro lado, con tono neutro.) Los hombres mueren y no son felices.
H:(Tras un silencio.) Mira, Cayo, la gente se las apaña para vivir sabiendo esa verdad. Observa a tu alrededor. Nadie ha dejado de comer por eso.
C: (Estallando de repente.) ¡ Lo cuál significa que todo lo que me rodea es pura mentira, y yo quiero que la gente viva en la verdad! Y precisamente poseo los medios para obligarles a vivir en la verdad. Porque sé lo que les falta, Helicón. No tienen conocimiento y necesitan de un profesor que sepa de lo que habla.
H: Cayo, no tomes a mal lo que voy a decirte, pero creo que primero deberías descansar.
C: (Sentándose y hablando con dulzura.) No puedo, Helicón, nunca más podré descansar.
H: Pero, ¿por qué?
C: Si duermo, ¿quién me dará la luna?
H: (Tras un silencio) Eso es verdad
(CALÍGULA se incorpora con visible esfuerzo)
C: Escucha, Helicón. Oigo pasos y voces. Chitón y olvida que me acabas de ver.
H: Entendido.
(CALÍGULA se dirige hacia la salida. Se da media vuelta.)
C: Y, por favor, ayudame a partir de ahora.
H: No tengo motivos para no hacerlo, Cayo. Pero sé muchas cosas y me interesan pocas. ¿ En qué puedo ayudarte?
C: En lo imposible.

2 comentarios:

  1. (El Principito...) llega al planeta del hombre de negocios, el cual lleva toda su vida dedicado a contar las estrellas con el fin de poseerlas. El principito no puede entender la utilidad que tiene dedicarse a poseer las estrellas.

    ResponderEliminar