Va a hacer casi un mes que no escribo, ¡qué vergüenza! Seguro que muchos ni os esperáis que vuelva a escribir pero a veces se necesita un tiempo para darse cuenta de esas pequeñas cosas que hacen que tu rutina diaria no sea lo de siempre y vaya mejorando, creo que voy a ir alternando mi estilo del blog no solo relataré mis días si no que haré algo nuevo.
Llevo unos días un poco raros, es verdad, no lo niego. No me encuentro a gusto, estoy cansado y todo eso se ha juntado con la marcha de David. No os he hablado de él, es una historia curiosa de dos semanas. David es un compañero de aquí que al principio consideré que era una persona para la que estar un rato; sin embargo, poco a poco, viendo películas, hablando y coincidiendo empecé a encontrar ese amigo friki que siempre está en todos lados. Total que cuando todo iba viento en popa, además que me enteré de que trabajó con mi tía en Almería O.o, me llama diciendo que le han ofrecido un contrato de 5 años en Barcelona para estar de docente...¡qué envidia! ¡Qué pena! ¡Qué palo tan grande! Pero sobretodo, ¡qué alegría porque un amigo haya encontrado trabajo en su tierra!
Todo, de repente se hundió en mí, ¿cómo había podido equivocarme con alguien y haberlo conocido tan tarde? No era justo, pero es una lección que me llevo para siempre. Y si eso era poco, todos sus pequeños detalles. Cuando me dio la noticia me dijo: "Carlos, te voy a regalar mis pósters" Pues será una chorrada, será un cacho de papel con una imagen pero me sentí como un niño pequeño, un regalo que voy a guardar hasta que no tenga más vida en mí. Y los altavoces, ¿qué he hecho yo para merecer esos detalles? No lo entiendo. La verdad que se me escaparon unas lágrimas mientras estaba tumbado en el sofá, no lo pude evitar.
Y al día siguiente, en la cafetería del hospi, sin escucharle hablar de la UCI y su: "Carlos estudia, que tienes que ser el mejor enfermero para estar feliz con lo que haces". Me quedé echo polvo allí sentado, mirando la pared sin pedirme nada. Me consuelo sabiendo que he ganado un gran tesoro y que tengo un segundo motivo para ir a Barcelona, ya no solo es Albert si no también David. Desde aquí te deseo que te vaya bonito y disfrutes.
Hoy hace un mes que me fui a Londres con Carmen y no he descrito todavía la aventura que nos pasó allí...bueno más bien antes de llegar. Así que, creo que ha llegado el momento de contarlo y que os ríais así también quito un poco de hierro a todo esto y alegro un poco mi retorno al blog.
Imaginaos la situación, yo tenía el día libre, Carmen tenía turno de mañana y todo estaba organizado para irnos de viaje a Londres. Yo tenía los billetes impresos y preparando las maletas para ir a la estación de autobuses que era donde había quedado con ella. Ella llegó corriendo para ir bien de tiempos y yo, como siempre, pues fui tranquilamente.
Mientras estábamos en la parada de autobus esperando a que viniera el nuestro estuvimos charlando. El autobus salía a las 16.40 y allí no había ningún autobus que fuera a Exeter, que era el sitio donde teníamos que hacer el trasbordo. Yo estaba convencido de que el autobus que esperábamos era el 315 asi que estaba tranquilo porque no había ninguno pero Carmen no estaba tan convencida. Había dos autobuses y uno ponía un sitio pero no ponía nada de Exeter (es que no me acuerdo del sitio al que iba) y el otro ponía Edimburgo, total, que Carmen, nerviosa, se subió al autobus primero y preguntó que si iba a Exeter y el conductor le dijo que no. Yo empecé a reirme diciendo que cómo era tan ilusa de subirse a un autobus a preguntar cuando no ponía nada de Exeter.
Pasaba el tiempo y nosotros hablando de que mis primos estaban en New Castle y que con el autobus de Edimburgo podría ir a verles unos días. Pues, al final, Carmen se mosqueó porque se acercaba la hora y no había ningún autobus así que se subió a hablar con los de los tickets. Yo aproveché para revisar los billetes y vi que el autobus que esperábamos era el 336 no el 315...cuando levanto la vista y miro para el autobus de Edimburgo, que se estaba yendo, y veo en el costado 336. Mi cara se convirtió en un poema no me creía lo que acababa de pasar y justo sale Carmen diciendome: "Carlos que el autobus que se va es el nuestro". Yo ya me puse nervioso y ella vio un autobus urbano que iba a Exeter y le convenció para que nos llevara a Exeter sin cobrarnos nada más.
La cosa no acabó ahí, yo empecé a mosquearme porque el autobus llegaba a las 18.20 y el último de Exeter que iba a Londres salía a las 18.00 así que le dije a Carmen que paráramos en la primera parada que pudiéramos y nos bajáramos para llamar un taxi. ¡No sé en qué momento me hizo caso! Para empezar, según me bajo me doy cuenta que me dejo el gorro en el autobus y que un hombre se va riendo desde dentro, maldito seas ¡Ahí te constipes tú maldito! Lo que ocurrió es que acabamos en un bar de carretera de típico de película, el "Horse and Groom" en Ivysbridge, no se me olvidará nunca. Le pedimos a la mujer de la barra que nos llamara un taxi para poder ir a Exeter lo antes posible, pues como nos lo consiguió y nos hizo el favor pedí dos pintas para tomarlas allí.
El taxi venía en 5 minutos, así que nos entró la pinta en dos minutos, suceso que hoy hemos repetido y que hemos decidido repetir cada 16. Pasaba el tiempo pero ahí no venía ningun taxi, hasta que finalmente a los 20 minutos apareció y nos dijo que por mucho que acelerara no llegaba a Exeter a las 18.00 ni de broma que lo que podía hacer era llevarnos a una ciudad cercana que se llama Plymouth. No me lo podía creer, eran casi las 18.00 hacia dos horas que me iba para Londres y estaba ya de camino a Londres, Carmen no sabía si matarme o reirse. Por suerte optó por la segunda opción y se lleva riendo un mes de todo esto.
Antes de volver a Plymouth para coger un tren e ir a Londres pasamos por el apeadero de Ivysbridge para ver si pasaba un tren y no teníamos que volver a Plymouth. Me bajé con el taxista y vimos que el unico tren que paraba allí iba a Bristol. Yo ya no quería arriesgarme a hacer un trasbordo y acabar en España así que fuimos a Plymouth que desde allí salía uno para Londres.
Cuando llegamos a la estación de trenes compramos el billete para Londres. Nos montamos en el tren y empezamos a descansar, aunque creo que ambos sabíamos que hasta que no estuviéramos durmiendo en el hostal no estaríamos tranquilos. 20 minutos después de habernos montado en el tren oimos: "Próxima parada Ivysbridge". Carmen quería matarme, nos podríamos haber ahorrado el taxi y todo por mí. ¿Cómo puedo ser tan torpe?
En fin, finalmente llegamos a Exeter, sí habéis oido bien Exeter, e hicimos trasbordo corriendo para coger el otro tren que iba a Londres. Y ya a las 23.00 estábamos tranquilamente en el hostal durmiendo para al día siguiente poder madrugar.
Como veís, sigo siendo el mismo, sigo siendo muy torpe y enredando a mi alrededor. Pero bueno, una anécdota divertida que puedo contaros y despejarme cuando no estoy contento.
Otro día os contaré alguna cosilla más, ahora me voy a dormir, os dejo con una canción del grupo de David que llevo todo el día escuchando y se me ha quedado grabada. También aprovecharé para repasar los ejercicios del I.V training para poder aprobar mañana.
Un besazo y tranquilos que en N-7 me tenéis allí para coger fuerzas y que me comáis a besos, todos sabéis cuando vuelvo pero es por si Alba lee el blog :P.